¡Ahora sí que hace bastante calor!!! me dije mientras veía en la televisión una serie, de esas antigüas que solíamos disfrutar cuando me reunía con toda la familia en el salón; y recordé que hace algunos meses cuando llegue a Moyobamba, en una conversación con unos pobladores, contaron que más allá de Rioja había un lugar en donde el agua era muy fría y según sus propias palabras era muy bonito para ir a pasear. Apagué el televisor, cogí mi mochila y cargando una toalla, un polo y mis lentes blancos que siempre me acompañan en días de intenso sol, me dispuse a ir en busca de ese lugar, y así refrescarme en este sofocante calor.
¿Por dónde voy a Rioja? le pregunté a un conductor, sentado en mi moto, mientras la luz del semáforo cambiaba a verde. Tomé la ruta indicada, y sintiendo esa mezcla de bochorno y libertad, que te da el conducir por una carretera abierta, llegue a Rioja, pensando que en media hora de recorrido ya podría disfrutar de un baño que me despejara la calentura corporal. Sin embargo; el lugar del que me había hablado todavía se encontraba a 20 minutos de mi ubicación. Con los ánimos ya cargados por el deseo de llegar, continúe mi camino.
Luego de 16 kilómetros de recorrido, y a 20 minutos de la ciudad de Rioja, llegué al distrito de Elías Soplín Vargas, al poblado de Segunda Jerusalén; donde se encuentra "La Naciente del Tioyacu". A simple vista era otro mundo, donde al llegar la brisa te acaricia como un murmullo de las sílfides del bosque, como algo que exita el espíritu, es como sentir que estas flotando en un espacio astral, en realidad es algo mágico, por menos no decirlo, un verdadero paraíso.
Luego de 16 kilómetros de recorrido, y a 20 minutos de la ciudad de Rioja, llegué al distrito de Elías Soplín Vargas, al poblado de Segunda Jerusalén; donde se encuentra "La Naciente del Tioyacu". A simple vista era otro mundo, donde al llegar la brisa te acaricia como un murmullo de las sílfides del bosque, como algo que exita el espíritu, es como sentir que estas flotando en un espacio astral, en realidad es algo mágico, por menos no decirlo, un verdadero paraíso.